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02/09/14

El "berretín" de las cosas idas... La laguna de Ciaralli 1ª parte

 

En la década del 50  los hermanos; Isidoro, Nello, Raúl y Antonio Ciaralli, realizan un "histórico emprendimiento" como fue construir una "laguna artificial, para la cría del pejerrey"

 

 

Solamente "con la fuerza de un deseo", fue posible impulsar esta aventura inédita, este desafío hecho "a puro pulmón", a pura voluntad y a puro trabajo", que aunque no culminó en los fines deseados; tal vez ahora, que el tiempo ha transcurrido, podemos dimensionar a la distancia, la exacta magnitud del valeroso emprendimiento de estos cuatro hermanos, que dejaron en nuestro querido Pueblo, huellas indelebles y un original legado, de su inquebrantable fe puesta en las utopías y en la vida.

En Julio de 1959, un Diario de la Ciudad de Rosario, dedicaba una página completa a nuestro Pueblo. Tenía como título: Increíble pero real" Cría del Pejerrey en Laguna Artificial de Posta de San Martín. Y agregaba; "lo que es capaz de generar la iniciativa privada no tiene límites de concepción posible. Todas las combinaciones de la voluntad alcanzan la cristalización si el ser humano así lo desea."

Cuando esta nota se publicó, habían pasado algunos años; desde que "La Laguna los 4 Hermanos" se había construido. Hoy ya, a más de medio siglo, de aquel "Históríco emprendimiento", la recordaremos a través de esta columna; con el nombre con que Arroyo Seco, la supo llamar:


 


Corría el año 1953, cuando los hermanos; Isidoro, Nello, Raúl y Antonio Ciaralli, adquieren siete hectáreas de campo, en la zona Norte, a pocos metros del Arroyo Seco, sobre el camino que conduce al paraje "El Ombú", y a 500 metros de las vías férreas, del
Ferrocarril Mitre. Cerca de allí, ya se encontraba trazada la línea de la ruta panamericana, que hoy llamamos La Autopista; y que fuera inaugurada mucho tiempo después; a fines de los 70. Tenía esta compra la finalidad de construir una "laguna artificial, para la cría del pejerrey".

Los hermanos Ciaralli, eran propietarios desde 1942, de un establecimiento industrial dedicado a la Fabricación de Sillas de Junco. Conocedores del esfuerzo y trabajadores por naturaleza; su espíritu tenaz, los había llevado a este desafío.


 


La iniciativa nace, al tener conocimientos, que en proximidades de Santa Fé, había un sitio donde experimentaban con la cría del pejerrey. Hicieron entonces, las averiguaciones, los estudios del suelo y del agua; en la que intervinieron peritos del Instituto de
Piscicultura. De dichos exámenes surgió que el agua era apta para el desarrollo de dicho pez, tan preciado por su aplicación culinaria. La ubicación del lugar era excelente, además, por la cercanías del Arroyo .

Era tanto el entusiasmo, que a "Punta de pala", comienzan a excavar la tierra. Sin lugar a dudas, este enorme trabajo debía ser reemplazado por otro medio. Fue así que fabricaron una pala de chapón, que era tirada por caballos. Cargaba tres cuartos metros cúbicos de tierra. Con esta herramienta, de fabricación casera, habían logrado realizar una cuarta parte de las excavaciones de la laguna.

La visita al lugar de un empresario de la Ciudad de Rosario, fue resolviendo el problema. La puesta en marcha de una máquina mecánica tirada por un tractor, proporcionada por este señor, les permitió que se fueran levantando los bordes que tenían tres metros de base y otro tanto de alto.

Tras tres meses de trabajo continuo, sin descanso, incluso, sábados y domingos, consiguieron que la laguna alcanzara las dimensiones proyectadas. Un largo de 220 metros por 180 metros de ancho, y una profundidad cercana a los 3 metros. En un sector alcanzaba los 4 metros. Gigantesca tarea fue reducir las piedras y toscas que rompían los cables y las cadenas. Muchas fueron las dificultades que día a día se presentaban, hasta que lograron finalizar la excavación, lista para el llenado de las aguas. Habían conseguido que el fondo tenga la forma de una "gran palangana".

Entonces, una vez concluido el trabajo de la excavación, se dieron a la tarea de llenar el espacio elegido y preparado convenientemente; de la suficiente agua semisurgente que se debía arrojar al interior de la laguna. Para eso adquirieron una bomba centrífuga, extractora de agua, con una capacidad por hora de 120.000 litros. Esta, extraía el líquido del pozo semisurgente que para ello habían perforado. Recibía la energía de un motor Diesel de 15 caballos. Otra importante compra, fue la de una Dínamo que conectada a este motor, generaba energía eléctrica en una magnitud de los mil voltios.

Noche y día se oía el bombeo incesante de la bomba. Llevó tiempo cubrir todo el espejo de agua necesaria.

Estando, la laguna artificial en condiciones, y con la aprobación del Instituto de Piscicultura; comienza la "Cría del Pejerrey".


 


Dado la riqueza del Material Fotográfico, que los protagonistas de esta historia, han tenido el sentimiento afectivo de resguardar, es que serán, dichas fotos, las que ocuparán un espacio preponderante en el presente relato.

En nuestro próximo número publicaremos la "Segunda Parte" de esta inédita aventura, de esa obra que fue un canto al trabajo, al empeño y a la fe; y continuar, así, recorriendo los "berretines", que hacen a nuestro pasado y a nuestra gente...


Agradecimientos: 

Isidoro y Raúl Ciaralli, Familias Ciaralli, Eduardo E. Pastinante. 


Material Consultado: 

Material de archivo, Material inédito de "Pinceladas de recuerdos" de Francisco Pastinante.


* Este material fue publicado originalmente en TEMAS & NEGOCIOS .

 

 

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